Cuando era niña
recuerdo que no me gustaba mi voz, una vez en la escuela otro niño me dijo: “Es
que hablas como hombre” y algunas veces en mí casa decían: “tenés el vocerrón
de tu Papá” y créanme que no era nada halagador pensar que hablaba como mi
Padre. Sentía que mi voz era ronca, capaz de traspasar hasta las paredes y mi
tono lograba pasar por encima de las demás voces y que decir de mi carcajada,
cuando sos del tipo de las “roncas” también caes en la clasificación de las
“bulliciosas” por hablar en tono alto se asocia a hablar como “mercadera” en
términos populares y con fines despectivos significa que hablas demasiado
fuerte.
Ahora que veo
con ojos de treintañera y un poco más, mi visión de niña sobre mi voz me
provoca risa, pero a la vez sorpresa de como aquella condición que fue
percibida como debilidad con el caminar de los años se convirtió en una
herramienta para aprender a comunicarme, transmitir ideas y hacer más vivible
mi experiencia en el mundo. Si aún seguís aquí, te quiero compartir desde la
humildad de una mortal más cómo fue que eso cambio:
Soy mujer y como
tal socialmente se nos celebra tener un tono de voz dulce, tierno y hasta
infantil hablar como una “mujer-bebé” eso es sinónimo de feminidad, caso
contrario la voz fuerte y ronca en el hombre es símbolo de poder, obviamente la
domesticación en el tono de voz de las mujeres es para que no compita o
sobrepase el poder de la voz masculina, pero como ya te conté antes, ese no es
mi caso, de manera que la voz ronca y alta paso a ser un “super- poder” cuando
un hombre quiere quitarme la palabra o interrumpirme el tono de mi voz
transmite seguridad y marca los límites, así es muchacho cálmate que puedo
hablar tan fuerte y firme como vos.
La conversión de
la debilidad al super poder no solo se debió a que me di cuenta que un tono de
voz alto, fuerte y seguro era un medio potente para hacerme escuchar, sino que
esta tomo la mano de la seguridad, antes de expresar mis ideas aún hoy escucho
una vocecita interna que me dice: “¿De veras crees que lo que vas a decir es
importante? ¡Mejor no lo digas!, ¿Y si te equivocas?, ¡A los demás no les va a
parecer interesante lo que pensás!” allí empieza una pequeña batalla de
segundos entre la mujer insegura que prefiere el rol de la pasividad y la mujer
que quiere salir al mundo y gritar sus ideas, ya saben quién gana cada round,
sí, la mujer que siente que se quema por dentro si no dice lo que piensa.
Sí lo sé, lo sé,
hasta esta parte estás pensando: “¡Oe! ¿Y que pasa con nosotras las de voces
con tonos más bajos?, tranquilas chavalas, les tengo la solución aunque suene a
anuncio comercial, recientemente he participado en un taller sobre: “Generación
de la confianza” dirigido a promover el liderazgo y la participación de las
mujeres, dejémonos motivar e inspirar por una de nuestra pares, una mujer con
poder como vos y yo, ella se llama Cathy Allen, Periodista y Asesora Política,
actualmente participa en la campaña de la Hilary Clinton y participo en la
campaña presidencial de la Dilma Rousseff, aquí
algunos de sus tips, otros quizás combinados con mis aprendizajes a “hacha y
machete” ¿y eso qué quiere decir? los que he aprendido viviendo y me han
funcionado:
1.- No hablés
demasiado rápido, tomate tu tiempo, has pausas. Este me encantó porque yo
siempre siento que me van a quitar la palabra como históricamente lo han hecho
con las mujeres y aunque no siempre es el caso, voy con demasiada prisa por mi
necesidad de querer decirlo todo, esto es un grave error porque no podés
pretender hacer una declaración mundial sobre tus ideas, cuando estamos
hablando de una intervención sobre un tema específico, ya sea en un taller, un
foro, en la Universidad o en tu casa esta última también es un espacio político
y uno de los más importantes.
2.- Recordás el
¿“menos es más”? sí, ese principio de moda que no sé quién lo invento, pues
“taaa raaan” también aplica a la hora de comunicar con poder tus ideas, no
incluyas demasiados mensajes juntos, céntrate en uno solo y desarróllalo, de
esta forma será mejor comprendido. (Aplica también a racionalizar las palabras)
3.- Habla con
sencillez, sé que en el lenguaje “intelectualoide-elitista” la idea es
mencionar palabras que solo los de la liga de Platón y Aristóteles entenderían
pero olvídate de eso, la comunicación es para conectarte con el pueblo y crear
puentes, no abismos, así que utiliza palabras que podría entender tu
vecina, la tortillera o tu abuelita, ese
es el pueblo.
4.- Si querés
que en tu trabajo la versión del macho alfa de tu jefe o colega te tome en
serio, no hables en “modo mimada” ni mucho menos en tono seductor proyecta tu
voz como lo que sos una mujer inteligente y poderosa.
5.- Sí sentís
que no te están escuchando y tu colega de trabajo, esposo o novio está hablando
sin darle importancia a tus ideas, has una pequeña pausa y decí viéndole a los
ojos: ¿Puedo terminar?, si se ha volteado y da la espalda tócale el hombro y de
nuevo: ¿Puedo terminar? yo haré lo mismo con vos, sí sos interrumpida y la
pelota de la comunicación está en la otra cancha deja que termine pero luego
retoma y podes decir: bueno yo aún no he terminado, déjame continuar con mi
idea.
6.- Con el tono
de voz que inicias una idea, termínalo con la misma intensidad y no cierres con
preguntas como ¿Cierto? ¿Verdad? Porque vos misma está poniendo en duda tus
propias ideas y dejando abierta una pequeña ventana para que el fantasma de la inseguridad entre a través de la desaprobación
de los demás.
7.- Transmites emociones
al hablar, no me refiero a ser teatral o de novela mexicana full drama, sino
habla con pasión, indignación, esperanza, empatía o duda dependiendo del
mensaje que desees transmitir, sonará un poco trillado pero mucho de lo que las
personas recuerdan de vos es sobre como los haces sentir.
8.- Sonríe,
habla con la mirada que se encuentre una conexión entre tu voz y tus gestos, lo
sé suena a un casting de “American Next Top Model” pero no solo comunicamos con
la voz todo tu cuerpo es comunicación en toda tu expresión.
9.- Créete el
cuento vos misma, en sociedades como las nuestras con escazas referencias que
potencien nuestra autoestima y seguridad, vos debes empezar a creerte
inteligente, segura y poderosa si te lo crees los demás verán lo mismo en vos.
10.- Utiliza
algunos modismos los Nicaragüenses tenemos muchísimos eso conecta con las
personas porque hablas como habla el pueblo, pero tené cuidado con la dosis no
queremos te convirtás en la versión femenina de “Aniceto Prieto”.
Está no pretende
ser una fórmula mágica que afortunadamente no existen, ni un formato que
estandarice lo maravilloso de la diversidad humana, así que imprímele tu propia
esencia, crea tu propio sello.
¡Lista! Ahora
toma tu voz y ándate por el mundo, tu barrio, tu casa, la asamblea o la escuela
y grita tu verdad, tus ideas o eso que tenés atravesado en la cabeza o en el
corazón, necesitamos tu voz.
“La voz es un
músculo, no un órgano, por lo tanto la voz se puede convertir en algo más
poderoso”
Cathy Allen
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