En
este test podrás averiguar tu nivel de putería, ¿te animas?
1.- ¿Con cuántos hombres has tenido sexo?
2.- ¿Te has tomado fotos y videos eróticos?
3.- ¿Qué preferís un short corto o una falda
larga?
4.- ¿Tenés o has tenido amigos con derecho?
5.- ¿Salís “sola” con tus amigas a tomar
cervezas y llegas en la madrugada a tu casa?
6.- ¿Has tenido sexo en la primera cita?
7.- ¿Has tomado la iniciativa, te gusta el
hombre y vas por él?
8.- ¿Tenés hijos de distintos hombres?
9.- ¿Qué preferís el nacatamal con tortilla o
pan?
10.- ¿Te embarazaste siendo adolescente?
Sí has contestado positivamente a más de una
sos una puta. La sexualidad, el placer y el erotismo de las mujeres ha sido
sinónimo de pecado, tentaciones y provocaciones por lo que ha sido tapado, perseguido
y señalizado.
Quién no ha escuchado aquel refrán popular en
el que se le aconseja a las recién casadas: “sé una puta en la cama y una dama
en la calle” y es que sí cumplís este mandamiento machista de darle a tu hombre
todo lo que él quiere, todo lo que le complace, no irá a buscar en la calle lo
que no le dan en la casa, porque siempre es nuestra culpa, de no ser lo
suficientemente complacientes, atención que acá nos reducen a un rol de dadoras
de placer para el otro y el sexo como una forma de mantener contento a tu
hombre y garantizar el éxito en relación, ¿y vos, tu placer y tus gustos?
Ahora, no es lo mismo ser una “puta en lo
íntimo” dentro de cuatro paredes, con tu esposo y bajo la bendición de Dios eso
te convierte en una “puta decente” aprobada por la sociedad, lo prohibido y
señalado es cuando andas haciendo puterías, sin estar casada, has tenido varias
parejas y vivís tu sexualidad abiertamente ahí sos una “puta indecente” y eso
si no es aprobado por Doña o Don Sociedad.
A quién de ustedes tarde o temprano no le han
hecho la pregunta: ¿con cuántos hombres has tenido sexo? algunas veces puede
ser un ejercicio divertido de pareja compartir la “lista negra”, pero en muchas
ocasiones se convierte en una forma de medir y juzgar nuestra vida sexual y de
ahí clasificarte como “buena o mala mujer” candidata para casarte, presentarla
a sus padres y hacer hijitos, la mala-puta solo servirá para pasar el rato.
El cuerpo femenino es un espacio controlado por
el machismo, popularmente se dice: “esa mujer está bien bacanaleada” o sea un
cuerpo usado como objeto-descartable por varios hombres, como un carro al que
se le ha dado mucho uso y por lo tanto se ha desvalorizado.
Pero a ¿ellos? ¿Se les juzga igual?, ah, no, no
se me olvidaba ellos se convierten en unos Casanovas, Don Juanes,
conquistadores, hombres de experiencia y eso socialmente es exaltado,
privilegios que el patriarcado otorga.
A través de la historia el cuerpo femenino ha
sido considerado una fuente de pecado, de tentaciones, recuerdan fue la tal Eva
la que tentó al pobre e ingenuo Adán, por ello esos curvilíneos y redondos
cuerpos se deben controlar, reprimir y reducir a roles pasivos, ser las
deseadas, las conquistadas y las cogidas, generalmente los hombres dicen: “me
la cogí” como si nosotras cuál tabla no moviéramos ni un dedo, las relaciones
sexuales son definidas desde relaciones de jerarquía en la cumbre se puede
adivinar quiénes están.
Esa pasividad y el ser “princesas” que esperan
ser rescatadas, salvadas y besadas, fortalecen la seguridad, hombría y el rol
de machos de los hombres, los papeles ya están definidos como en una obra de
teatro, en asuntos de “conquista” cada uno sabe cómo comportarse, el, quién
toma la iniciativa, seduce y propone todo para lograr tu “tesorito”, ella,
espera, virginal y tierna, todo gira alrededor de conseguir el pase a un polvo,
muchas veces cuando eso se logra, el hombre atento y tierno desaparece y las
decepciones nos muestran su cara más fea.
Esta fórmula no funciona, no, si sigue siendo
definida desde los “activos y las pasivas” si nosotras no nos apropiamos del
derecho al placer, a descubrir nuestros cuerpos, a probar, a experimentar sin
miedos, a nuestro ritmo y dejar de considerar que nuestro valor como mujer
depende de cuántos hombres hemos tenido y que tan “bacanaleadas” estemos y dejemos
de juzgar a otras por vivir y disfrutar sus cuerpos y su sexualidad, si,
nosotras tenemos un gran cuota de responsabilidad al momento de erradicar el
machismo y la violencia, es momento de crear relaciones más igualitarias.
“Las decepciones amorosas” seguirán llegando a
tu vida, hasta que no seas vos la que decidas, sintiéndote con la libertad de
tomar la iniciativa, de romper con tu papel asignado y no ubicar tu cuerpo como
un dador de placer, sino también un “disfrutador” y pensarnos como seres
integrales no reducir las relaciones a un intercambio de darle tu “tesorito” y
de ahí él te valorará, te respetará y te amara, el respeto y el valor va más
allá de eso, es recibir afecto, un trato no violento, sin control y que celebre
tu personalidad, no que la disminuya.
Este no es un llamado abierto a la putería,
sino a que nos liberemos y le dejemos de dar menos importancia al peso social
de ser consideradas putas, el machismo no nos deja muchas opciones, a todas en
algún momento de nuestras vidas nos han llamado putas, a las mujeres que viven
libre y abiertamente su sexualidad y el placer, ese placer que nos han
mutilado, que ha sido reducido a disfrutarse únicamente bajo el matrimonio, a
la reproducción y a las relaciones heterosexuales.
Rompamos ese “putometro” y dejemos la
hipocresía y la doble moral a un lado la que nosotras también cargamos a la hora
de juzgar la putería de las otras, porque aunque no todas lo asumamos y seamos
un poco “putas de closet” hemos hecho nuestras “bandidencias” en la oscuridad
de la noche.
Hoy, hoy es el día para liberarse, para ser
sanadas de ese demonio del machismo que solo nos impide invertir nuestras
energías y fuerzas en otras dimensiones de nuestras vidas, en vez de
preocuparnos que tan putas le parecemos a los demás y que tan putas son las
otras, podríamos empezar a construirnos como mujeres autónomas emocional,
económica y políticamente y ayudar a liberarse a otras.
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