lunes, 23 de septiembre de 2013

¡No me gustan los morbosos!


Iba caminando hacía mi casa, en cuestión de segundos una moto se detuvo a mi lado, solo recuerdo haber visto cuando este hombre con casco y chaqueta negra, levanto la mano y me pego una nalgada con la mano abierta, se dio a la fuga a toda velocidad en su moto, aún sin comprender lo que había pasado y temblando de miedo y rabia solo alcance a decirle unas “palabras de alivio”: estúpido, imbécil, atrevido, aunque deseaba con todo mi ser que se accidentara en la moto o tenerlo cerca para pegarle yo también.

Estoy segura de que juntas podríamos compartir muchas otras agresiones callejeras, en los bares, discos o en la propia familia, recuerdo en una ocasión con una amiga cuando vi que su tío político la abrazaba en forma de saludo, yo percibí ese abrazo morboso, demasiado cercano hasta sexualizado, me pareció ver un roce de las manos del “Tío” a sus chichas, después le pregunté a mi amiga:

¿Cómo sentiste ese abrazo?
Ella: No me gusto para nada
Yo: ¿Qué sentiste?
Ella: Que me toco las chichas, ya antes lo había sentido pero, no quiero causar incomodidades con mi Tía, pero él (Tío) siempre es así.

¿Cómo identificar el acoso?

En el primer relato es más que evidente que hablamos de una agresión sexual, pero en el segundo el acoso y la violencia hacia nuestros cuerpos y libertad sexual, se encuentra disfrazada de caballerosidad, amabilidad y hasta amor, por lo que en nuestras cabezas se crea un conflicto ¿será que me toco o seré yo que lo estoy imaginando? Por nuestro aprendizaje social como mujeres, esa voz interna que nos alerta que algo no está bien ha sido enseñada a ser callada, ya que tiene una conexión directa con nuestro cuerpo, el que ha sido puesto a la disposición de los demás y desconexión con nosotras mismas.

Sumado a que no queremos causar conflictos y malos entendidos. En las relaciones de violencia se me hace sorprendente como el sistema machista funciona tan bien, que siendo nosotras víctimas de esas agresiones, nos auto culpamos y evidenciarlo o pensarlo nos hace sentir hasta "malas".

¡Derecho a decir No y a defendernos!

Ante una agresión callejera o en otro espacio tenemos estás opciones
  •   Callarnos
  •   Ignorar, como si no ha pasado nada
  •    Defendernos

Para elevar mi voz ante una agresión fue un proceso lento, quizás años atrás con el tipo que me agredió en la moto, no hubiera alcanzado a putearlo, la rabia y la indignación pudo haber sido aún mayor ante mi silencio.
Tu voz es una arma de defensa de tu cuerpo, que no nos han enseñado a utilizar, el “calladita te ves más bonita” o las buenas mujeres no son gritonas hablan siempre de forma dulce y tierna, en cambio la voz masculina es estimulada a ser fuerte y agresiva los gritos son siempre las formas más comunes de violencia hacia las mujeres y la niñez.

En el Wendo que son técnicas de defensa personal para mujeres, te enseñan que es importante aprender a utilizar la voz, con ejercicios prácticos es sorprendente ver que muchas mujeres no podemos gritar, nuestra voz viene de la garganta no desde el estómago con fuerza como la de algunos hombres.

Ante una agresión gritar fuerte pone en alerta tu cuerpo que se prepara para defenderte, es importante que identifiques tu espacio de seguridad, es decir la distancia con los demás, las fronteras para el contacto físico, una vez que alguien pasa esa línea tú alarma se activará. Volviendo al tema de la voz, es recomendable que identifiques palabras o frases cortas que te permitan reaccionar rápidamente mis favoritas son: 
  •  “No jodás”
  •   “Ya”
  •   “Fuera”
  • “Dejá”
Este grito de “guerrera” debe ir acompañado de un lenguaje corporal firme y seguro, siempre con un pie delante y yo le agrego mi mirada de “negra arrecha”. Nuestro cuerpo debe proyectar lo que nuestra voz dice.


La mujer que se defiende, siempre es criticada, sí esa mujer es feminista es más cuestionada por aquello de: ¡Y entonces como es que están contra la violencia y hacen lo mismo!, defenderse siempre es un derecho con todas las herramientas posibles, la más importante la inteligencia posteriormente con tu propio cuerpo, reivindico también el derecho a la rabia y a la agresividad ante situaciones de acoso y violencia.

2 comentarios:

  1. El empoderamiento femenino es el mecanismo de autodefensa más eficaz que puede utilizar una mujer. Saludos, buen articulo.

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  2. De jovencita sufri varias veces el acoso de hombres asquerosos, esos que se arriman, que pasan y te nalguean o te dicen obsenidades, hasta que me harte y dije nunca mas!, ahora si un inmbecil se atreve siquiera a decirme una barbajeneria sale de mi un moustro que imagino doy miedo ya que uno que otro ha salido hasta corriendo y varios han tenido que agachar la mirada ante una reaccion que no esperaban, no me molestan las miradas y los piropos, pero todo tiene un limite y nadie, absolutamente nadie tiene derecho a tocar sin autorizacion. Claudia

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