Tomar la decisión de raparme al 1 mi pelo,
era una idea que me tentaba durante algún tiempo y en ocasión de arribar a mis
treinta, lo decidí, me tomo unos minutos frente al espejo. Me toco ir a una
barbería ya que en el salón para mujeres donde me cortaba el pelo, no tenían
rasuradora. Hasta el barbero me preguntó un par de ocasiones ¿Estás segura? Ya
la emoción recorría mi cuerpo, ¡estaba decidido!
Nuevas sensaciones:
1.- Experimentar la vibración de la máquina de rasurar en
tu cabeza es inigualable 2.- Cuando me vi al espejo no me reconocía era otra
mujer, otra persona diferente, en los primeros tres días me toco reconciliar
esa nueva imagen a la que por años tenía en mi memoria
3.- Re-descubrí mi cabeza, al salir de la barbería el viento me daba
delicioso, claro se experimenta más el frío y el sol también así que es
importante cubrirte.
El pelo largo en las mujeres culturalmente constituye parte
de la identidad femenina, por lo que algunas personas no me encuentran femenina
con la cabeza rapada, esta imagen esta tan estereotipada que el otro día
entraba al baño de mujeres en una cafetería e iba saliendo una niña y me dijo:
apuntando el baño de los hombres: “usted va allá”
A las mujeres nos han enseñado a estar siempre
"bellas, atractivas y ser objeto de deseo", así que jugar a verse
"fea" sin pelo no es una posibilidad, los comentarios han variado en
mi redes de amistades feministas, les ha encantado, ya que se han re-construido
otro ejercicio de la feminidad, sin embargo fuera de este espacio, también para
mí ha constituido un ejercicio cotidiano para poner a prueba mi autoestima, mi
seguridad y la fortaleza de mis decisiones, ya que no falta la opinión invasiva
de alguna persona que son intolerantes a la libertad de las demás.
Como lo dije anteriormente, esto para mí ha constituido un
acto cotidiano de ejercicio de mi libertad, de posicionarme frente a los demás
y mis decisiones, de usar el espacio público las calles con pie firme ya que
las personas te observan mucho con la cabeza rapada, sin embargo esto es
comparable con las personas que asumen identidades de sexo y género contrarias
a las heterosexuales, a la mujer transgéneras que pasea por las calles
expresando su versión de feminidad, la mujer que asume vivir en soledad, a la
que se niega al ejercicio de la maternidad o la que interrumpe un embarazo no
deseado.
Ha sido practico ir a la barbería que cobra menos que los
salones de mujeres, he experimentado la libertad de levantarme y estar peinada,
la belleza estética femenina invierte mucho tiempo y procedimientos de belleza.